domingo, 10 de marzo de 2013

A través de los ojos de los demás.



    Durante el transcurso de 1999, salió al mercado del cómic una miniserie en cuatro tomos dedicada al para muchos más grande de todos los superhéroes (en todo caso, cronológicamente hablando, el primero de ellos), Superman.   La historieta en cuestión, correspondió a una historia algo diferente a lo que se acostumbraba a ver/leer sobre el personaje, ya que su guión no consistía en sus grandes aventuras, donde se le mostrara enfrentándose a poderosos enemigos, si no que más bien se trataba de un guión de carácter intimista donde la épica de los hechos heroicos era cambiada por una trama que permitía ver el impacto que provocan los individuos extraordinarios en la vida de la gente común; a su vez tampoco salían otros superhéroes.  Es así como una vez más este ejercicio artístico permitió humanizar al superhéroe, como tan sólo, quizás, joyas tales como la también galardonada Superman: Paz de Paul Dinni en el dibujo y Alex Ross en el dibujo, en el mismo 1999, habían logrado conseguir.  Ambas historias ganaron sendos premios, siendo consideradas hoy en día entre los mejores cómics de Superman.
    El título de esta otra obra es Superman para las Cuatro Estaciones y fue escrito por Jeph Loeb y Tim Sale, en el guión y dibujos correspondientemente.  Aparte del título nombrado, la dupla ha llegado a realizar numerosas contribuciones en conjunto, muchas de ellas de igual modo aclamadas entre el público y la crítica especializada.  Comenzaron con Investigadores de lo Desconocido: ¡Deben Morir! en 1991 y luego fruto de su colaboración sacaron Batman: El Largo Halloween (una de las mejores historias del Caballero de la Noche), su continuación Batman: Victoria Oscura, como además Catwoman: Cuando vayas a Roma, todas ellas para DC; mientras que para Marvel trabajaron en conjunto en Daredevil: Amarillo, Spiderman: Azul y Huk: Gris. Todo entre muchos otros trabajos más.  Significativo resulta además su desempeño en la desaparecida serie de TV Héroes, en la cual Loeb hizo tanto de productor, como de guionista, mientras que Sale hizo el arte en los cómics que aparecieron en numerosas ocasiones durante sus cuatro temporadas.
Jeph Loeb.
    En cuanto a  Jeph Loeb mismo, a éste lo caracteriza en sus guiones el gusto por los monólogos en los personajes, los que usa a manera de pensamientos de estos,  otorgándole con ello a sus historias un particular carácter teatral.  Dentro de la televisión forman parte de su extenso curriculum, otras dos series que ya son todos unos clásicos: Lost y Smalville.  Respecto a su labor en los cómics sin su compañero, se pueden nombrar sus intervenciones para Capitán América, Iron Man, Los Vengadores y el universo Ultimate en Marvel; mientras que con DC loable resulta ser su desempeño en la serie Superman/Batman (la que recoge las aventuras en conjunto de ambos íconos de DC tal como antaño), Supergirl y Batman: Hush (aquí creando junto al consagrado Jim Lee en el dibujo a uno de los mejores villanos de Batman, Silencio).  No obstante posee sus detractores y algunos han afirmado que acostumbra a usar efectos dramáticos facilistas en sus guiones, como en Batman: Hush y Ultimatum.
   Sobre Tim Sale, resulta interesante saber que un gran artista como él dedicado al dibujo…¡Es nada menos que daltónico!  Su primera labor para el universo DC fue en una memorable miniserie de la desaparecida colección de Batman Leyendas del Caballero de la Noche de tres números, Espadas, con el de igual modo afamado James Robinson en el guión.   A su vez ha trabajado para Image, en la serie Deathblow, reemplazando nada menos que al genial Jim Lee.  Su técnica en el diseño de personajes en ocasiones, como bien se puede notar en la historieta que acá se aborda, muestra una clara influencia del estilo cartoon de Bruce Timm y su trabajo para las series animadas de Batman, Superman y otros cocreadas en conjunto con Paul Dini.
    La historia misma que inspira esta crítica, fue publicada en formato prestige en Estados Unidos y el resto del mundo.  Tal como dice su título, su desarrollo abarca un año completo en la vida del superhéroe y la del resto de los personajes, si bien posee unos cuantos flashbacks en las viñetas que hacen mención del pasado de todos estos.  A su vez cada tomo de la miniserie, se encuentra ambientado en una diferente estación.  La acción comienza con el verano, centrándose en la figura de Jonathan Kent, el padre adoptivo de Superman; le sigue la primavera, dedicada a Loise Lane, la eterna amada del último hijo de Kryptón; luego llega el invierno con Lex Luthor en el centro de la trama; para terminar con el otoño, esta vez bajo la mirada de Lana Lang, el amor de juventud del Hombre de Acero.
Tim Sale.
    Esta miniserie no corresponde a la continuidad oficial de las historietas DC, puesto que de algún modo reinterpreta al personaje, aún cuando tampoco posee agregados rupturistas a su devenir, como en el caso de Legado, Orígenes Secretos y Tierra 1, por lo que hasta cierto punto respeta la cronología Postcrisis (en todo caso se debe recordar que en agosto del año antepasado se reseteó otra vez todo el universo DC, siendo la familia Superman las más afectada de todas las colecciones suyas, a diferencia de la de Batman).  Es así como en Superman para todas las Estaciones se muestra cómo un joven Clark Kent comienza a darle el sentido a su vida, tras ir asumiendo de a poco su especial naturaleza que lo invita a convertirse en un protector para la humanidad; el joven adolescente que ya está por salir del colegio, se dispone también a abandonar su idílico pueblecito de Smalville, donde hasta el momento ha vivido toda su vida, para irse a la cosmopolita Metrópolis.  Así es como la trama, entre otras cosas, aborda el paso de la adolescencia a la adultez, con la consiguiente toma de las decisiones que toda persona madura debe asumir si en realidad desea convertirse en artífice de su existencia y con ello ir en busca de su destino y de la verdadera felicidad que produce realización personal.   Resulta interesante como quizás a la manera de guiño de la recordada serie de televisión de Smalville, Superman acá usa sus poderes de forma más consiente, cuando se desata una tormenta en momentos de una fiesta escolar de fin de año, tal como sucede en el final de la primera temporada de esta serie, en la cual el guionista trabajó (en todo caso, tanto en la historieta como el la serie, Clark Kent lo hace en anonimato, como tampoco usando su famoso traje, ni su nombre de fantasía).
    Tal como se expresa más arriba, esta obra muestra al superhéroe desde el punto de vista de los personajes que lo conocen e interactúan con él, quienes dan testimonio acerca de su paso por el mundo.  Cada uno de estos cuatro testigos posee una visión personal que le otorga a su tomo respectivo, un distinto carácter, todo ello también motivado por el tipo de relación que han logrado tener con Superman/Clark Kent, así como con las propias motivaciones de estos “narradores”.
    Desglosando lo anterior, se puede apreciar en Primavera cómo es el padre terrestre de Superman, Jonathan Kent, quien comienza a mostrarnos quién es en realidad Clark.  Su mirada se encuentra llena de amor protector, con la certeza de que su hijo se encuentra destinado a una vida única, algo más allá de lo que un simple ser humano puede llegar a soñar.  Si bien la vejez, puesto que Jonatan acá hace rato ha pasado la madurez, se relaciona con el otoño, en este caso su testimonio tiene que ver con el verano, puesto que la estación corresponde a la juventud de Superman, cuando aún no llega a tomar dicho nombre.  Existe en este primer tomo cierta atmósfera de melancolía, pues acá es cuando el padre asume que la vida en familia con la que contaba él y su esposa, debe sufrir el natural cambio de ver partir a su prole hacia la independencia.  Teniendo en cuenta que la primavera ha sido a lo largo de los siglos relacionada con la idea del idilio y el comienzo del florecer de la vida, es que esta primera parte de la miniserie no sólo se trata de los últimos años de la inocencia de Superman, si no que están ambientados en el pueblito de Smalville, donde el personaje tiene un pasar en medio de un lugar sacado de las inspiradas pinturas del norteamericano Norman Rockwell, quien dedicó sus telas a mostrar un Estados Unidos de ensueño, costumbrista y feliz; es así como Smalville es retratado en este primer número y en los siguientes con el mismo espíritu idealizado por Tim Sale, quien acompañado por  Bjarne Hansen en el color usando tonos pasteles bastante cálidos, muestra cómo este pueblito campesino fue en parte el responsable de que el corazón de Clark Kent fuese tan cándido.
     El Verano, estación del glamour y la sensualidad propias de la playa y otros lugares para vacacionar, se encuentra dedicado a Loise Lane, quien ahora nos muestra a un Superman ya en la cumbre de su carrera superheroica; pero a la vez es la mirada de una mujer, quien no sólo lo admira, si no que además ve en él al cúmulo de la perfección masculina, no sólo desde el punto de vista de la atracción sexual, si no como a la figura patriarcal y protectora que resulta ser alguien como el superhéroe (como sucede muchas veces con quienes siguen a sus ídolos).  Aquí además hace su aparición por fin Lex, cuya imperfecta figura contrasta a los ojos de la periodista y el público, con la de otro hombre que a diferencia suya no busca la satisfacción personal, si no que la dicha de los demás.   La devoción/atracción representada por Lane se ve además opuesta con la de otra mujer joven que a lo largo de estas páginas tiene un encuentro con el campeón, pero cuya mirada corresponde más a la de alguien que si bien tiene buenas intenciones, se encuentra obsesionada con el personaje y llega a convertirlo en su mente y corazón en un dios, por sobre su lado más humano.
    Al llegar a Invierno, la trama se vuelve mucho más dramática, puesto que es a Lex Luthor a quien le corresponde mostrarnos su punto de vista.  La experiencia de quien fuera el hombre más poderoso de Metrópolis (y tal vez del mundo) hasta la aparición del Hombre de Acero, resulta estar impregnada tanto de la envidia, como del odio, de modo que a lo largo de este tercer fascículo, los lectores entramos en conocimiento tanto de la lucha interna dentro del corazón del millonario, como de la particular confrontación entre los dos personajes.  Luthor en ningún momento deja de apreciarse acá como a alguien cruel, aunque de las formas más sutiles que pueden permitirse los autores, brillando además por su intelecto superior usado sólo para fines egoístas.  Esta tercera parte de la miniserie además se constituye en una demostración de que no importa cuán grande se llegue a ser, a la larga todos estamos expuestos a la derrota y esa es una lección que hasta Superman llega a aprender; otra cosa es cómo cada uno, ya se sea Superman o Luthor por ejemplo, enfrenta y supera su propia fragilidad.  Por cierto, la estética del Luthor de esta novela gráfica se asemeja mucho al de los cómics Precrisis y al presentado por John Byrne en su ya recordada etapa de Superman cuando le tocó relanzar al personaje a mediados de los ochenta: un hombre gordo pelirrojo que se está volviendo calvo.
    Con Otoño, el cual dará el paso a todo un nuevo ciclo, regresa un personaje muy importante en la vida de Superman: Lana Lang, quien, como Jonathan, lo vio crecer, conoce sus secretos y lo mira no como a alguien divino, ni lejano, si no como a un hombre que pese a su extraordinaria naturaleza necesita de la compañía de otros para sentirse feliz.  Con Lana Lang el superhéroe termina humanizándose, gracias a que una vez derrotado Superman por su némesis, busca acá el consuelo que sólo en su pacífica Smalville puede encontrar; es así como Lana Lang sigue siendo su amiga, quien como sus padres, escucha y reconforta al superhéroe para demostrarle que si no aprendemos de nuestros errores, resulta imposible no crecer como individuos.
    Para terminar, esta bella e intensa historia, bien logra compararse con la de otra obra cumbre del noveno arte, me estoy refiriendo a la miniserie de también 4 números llamada Marvels de 1994, con guión de Kurt Busiek y otra vez el sublime talento con las pinturas (ojo, no dibujos) de Alex Ross.  Acá se trata de un periodista, quien es testigo de cómo en el universo Marvel comienzan a aparecer sujetos increíbles, con grandes poderes, para bien o mal de los comunes mortales del planeta.  No obstante el sujeto en esta igualmente premiada novela gráfica apenas interactúa con los hombres y mujeres que acá se llegan a mostrar como dioses, de modo que no logra conocer su verdadera naturaleza que los hace ser sus iguales en cuanto a su propia humanidad; en cambio con Superman para las Cuatro Estaciones, el superhéroe nunca deja de verse como alguien cercano y sensible.
   
Algunas viñetas de esta recomendable novela gráfica.

2 comentarios:

  1. se ve que es una historia interesante, ademas encuentro algo genial en Sale (y no se si alguien mas lo habra notado) que su diseño de personajes se asemeja demasiado con la psicologia de cada uno de estos, por ejemplo lo noté mucho en batman long halloween y dark victory, en donde cada personaje tenia un aspecto tal que el lector ya reconociera la personalidad de este.

    Ademas es bello ver de vez en cuando la hstoria de un super heroe desde los ojos de los demas, eso hace al super heroe no solo más humano, sino tambien mas cercano a la cultura de uno.

    Atte. Fabian Ibarra.

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    Respuestas
    1. La verdad, amigo Fabián, es que el estilo demasiado personal del arte de Tim Sale no me gusta mucho, pues lejos prefiero a dibujantes de corte más tradicional (a excepción de Mike Mignola, quien con sus diseños semicubistas terminó por conquistarme). No obstante este cómic y muchos otros en los que ha trabajado el artista, bien me han gustado harto, aunque ha sido más por la calidad de sus argumentos, que por su estética.

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