sábado, 13 de septiembre de 2014

Un Cuento de Navidad para Batman: “Noël” de Lee Bermejo.


    Una clásica y particular tradición en las narraciones de origen anglosajón, son las historias navideñas, siendo su máximo exponente literario la ya archiconocida Canción de Navidad de Charles Dickens; esta obra casi ha llegado a opacar a los trabajos de Shakespeare, al Drácula de Bram Stoker, al Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle y al Frankenstein de Mary Shelley, debido a las tantas versiones que ha tenido para el cine, la televisión, los cómics y otras expresiones artísticas que año a año se suman a una larga lista.  Cabe hacer notar también que muchos autores inspirados en obras como las ya señaladas, libros capitulares dentro de sus géneros, han realizado sus propios trabajos que les han rendido tributo, en lo que también recibe el nombre de intertextualidad, por cuantos estos títulos posteriores hacen mención directa o indirecta a dichos textos…
   …Hace un buen tiempo ya que el cómic ha logrado ocupar su sitial como verdadera expresión de arte, independientemente de sus características populares y humildes orígenes como medio de entretención y escapista, muchas veces relacionado con las lecturas de corte infantil… ¿Y que pasa cuando mezclamos la añeja costumbre de contar relatos navideños, con la preocupación por hacer una historieta de verdadera calidad argumental y gráfica? Respuesta: que entonces nos encontramos con un título como el que se menciona más arriba, Batman: Noël de Lee Bermejo.
Lee Bermejo (el que está dibujando, claro).
    Bermejo comenzó a trabajar en las historietas del Señor Oscuro como dibujante allá a principios de la década pasada y sólo tiempo después dio el salto en sus viñetas en la labor también de guionista.  Desde un principio su versión sobre el Caballero de Ciudad Gótica acaparó la atención de sus seguidores, primero por sus estilizados dibujos comparados sólo a artistas perfeccionistas como Jim Lee y Alex Ross.  De hecho con Lee comparte la misma técnica “esculpida” y donde los rostros y cuerpos de sus personajes se ven detallados con dedicación, destacando la musculatura de estos; en cuanto a Ross, la labor de Bermejo es casi tan realista como la suya, heredera de la sofisticada estética del llamado realismo socialista (que tanto brilló en su momento entre los rusos, chinos y otros países de la Cortina de Hierro).  Luego la personal manera de interpretar a Batman, tan suya, no deja lugar a dudas de que cuando se ve una de sus tantas ilustraciones acerca del Murciélago, se está frente a una de las mejores visiones gráficas sobre éste y que bien posee su propio sello particular que lo diferencia de otros dibujantes (como ya lo es el mismo Batman de Alex Ross, el de Frank Miller, el de Bruce Tim, el de Neal Adams y el de Mike Mignola).  Su Batman usa un traje de cuero que se nota hecho a mano (tan de “detective”), lleno de bolsillos para guardar gran parte de sus famosos artefactos y con una capa articulada que rememora la hecha por Bob Kane en sus inicios, la que a su vez se inspiró en un bello boceto de Leonardo da Vinci, basado a sí mismo en las alas de los quirópteros.
     La carrera de Lee Bermejo ha conocido verdaderos logros, siendo algunos de sus más grandes éxitos las novelas gráficas Luthor y Joker, donde hizo los lápices para sendas historias escritas por otro grande de los cómics, en el grupo de los guionistas, claro: Brian Azzarello.  En el caso del cómic acerca del Payaso del Crimen, su interpretación acerca de éste no puede ser más grotesca y se encuentra claramente basada en la vista en el filme Batman el Caballero de la Noche de Christopher Nolan; en ambas, tanto el filme como en la historieta, el Guasón se muestra como un sujeto que se ha cortado a sí mismo la comisura de los labios para “extender” su sonrisa. 
    No se puede dejar de lado la contribución de la colorista italiana Barbara Ciardo, quien logró estar a la par del maestro Bermejo, otorgándole a sus acabados la acuarela perfecta, donde logró acentuar lo gótico por un lado y por otro la calidez del brillo según el argumento lo requería.  Su contribución es sin vacilaciones todo un aporte y no deja de causar en el espectador maravilla, pues potencia como nunca la belleza del arte del dibujante. 
     Conocida por gran parte del mundo, incluso entre quienes no leen, es la ya mencionada más arriba Canción de Navidad de Charles Dickens.  En esta obra, que transcurre en una sola noche, la llamada Noche Buena de Navidad, quien fuera un hombre famoso por su egoísmo y amargura, Ebenezer Scrooge, realiza un viaje en el tiempo acompañado de tres poderosos espíritus; ellos lo hacen cambiar, de modo de que éste mismo descubra el verdadero sentido de la Navidad y con ello se convierta en un mejor ser humano…Pues bien, Batman: Nöel inicia con una sentida dedicatoria del artista Lee Bermejo a su abuela, quien le regaló a éste su primer libro de Dickens; de este modo es posible darse cuenta cómo un buen libro y una genial historia pueden marcar para siempre la vida de una persona.   Con textos que bien parecieran ser extraídos de la misma obra clásica de Dickens y que sirven para ambientar esta especial historia sobre Batman, tal cual la vieja narración que la inspira, transcurre todo en la noche de Navidad, siendo el propio Señor de la Noche quien se encuentra con tres personajes importantes para él.  La visita de cada uno de ellos resulta ser lo suficientemente significativa, como para terminar dejándole una lección de vida, que hacia el final de esta novela gráfica, se traducirá en un emotivo cierre como es tradicional en este tipo de obras.
    Considerando lo expuesto en el párrafo anterior, aquí es el Murciélago quien hace de Scrooge, ya que si bien Batman hasta antes de esta aventura no es un sujeto tacaño, sí hasta cierto punto resulta ser algo misántropo y en medio de su cruzada justiciera, según se puede ver aquí, ha perdido el rumbo; pues se ha convertido en un sujeto tan amargado como su supuesto símil literario, a su vez que todo lo ve blanco y negro; a esto se le suma su carácter obsesivo que lo lleva a trabajar sin vacilaciones en plena Navidad, alejado de sus seres queridos, quienes bien quisieran compartir en esa fecha con él.  De hecho, en la mayor parte de las viñetas centradas en éste, se le puede ver con el rictus endurecido, siempre molesto o enojado, como si hubiese perdido el encanto de la vida.
     En la trama, Batman anda detrás de su más famoso enemigo, por supuesto que el Guasón, quien hace uso de un pobre hombre para sus oscuros propósitos.  De este modo paralelamente a lo que tiene relación con el Caballero Oscuro, se aborda el drama de este casi patético individuo y quien junto a su hijo, un niño que pese a la miseria de su circunstancia no ha perdido la candidez y la esperanza, hace lo posible por darle a éste la mejor Navidad posible…Es entonces que la existencia de ambos se cruzan, teniendo en medio al chico y al Guasón.  Cuando se produce el esperado encuentro final entre el bien y el mal, todo ello viene a ser nada menos que una extrapolación de la visita del Espíritu de las Navidades Futuras, del texto de Dickens, y que aquí se encuentra bajo la figura del villano.   Este “Espíritu” no tiene buenas intenciones como el original, sin embargo su intervención igual llega a ser esencial para cerrar el círculo, que permita la esperada conclusión. Al enfrentar el superhéroe a su némesis, lo que hace también es aceptar por fin su propia mortalidad y con ello consigue una nueva oportunidad para cambiar su postura negativa.
     Si al Guasón le corresponde en esta novela gráfica la tarea de representar al Fantasma de las Navidades Futuras (el cual viene a ser nada menos que el símbolo de la incertidumbre y de las múltiples posibilidades que corresponde a nuestro devenir)…¿Quiénes vienen a ser entonces los otros dos espíritus? Pues bien, otro personaje icónico en la cronología del Cruzado toma la labor de ser el Fantasma de las Navidades Pasadas y tal honor le corresponde nada menos que a la carismática Gatúbela; esta ladrona de buen corazón y que tiene su historia personal con el Enmascarado, hace su entrada en la historia de forma inesperada.  Bermejo hace que Gatúbela invite a Batman a recordar sus antiguos encuentros y con ello realiza un homenaje a los cómics de la Edad de Plata, mostrándola con sus antiguos atuendos, al igual que al superhéroe, y cuando era una dama mucho más peligrosa que en la actualidad (a su vez es posible ver a Robin como en aquellos tiempos).  Los diálogos entre estos dos demuestran el verdadero carácter de la ladrona, sus sentimientos por Batman y la misma oscuridad en la cual se encuentra éste último, de modo que queda claro por qué razón es necesario que tenga su propia epifanía hacia el desenlace de esta obra.
    
Superman/Batman según Bermejo.
Quienes saben de cómics y en especial de historietas de DC, tienen la seguridad de que si Batman representa a la noche y al miedo, Superman es la otra cara de la moneda, simbolizando el día y la esperanza.  Es así que le corresponde al Hombre de Acero hacer en esta obra del Fantasma de las Navidades Presentes, haciendo su propio aporte para que su colega y amigo recupere lo que ha perdido.  De este modo Bermejo y por igual la Ciardo, le otorgan al kryptoniano un aire sobrenatural, mágico, donde queda de manifiesto su inmenso poder y gran corazón en las viñetas que aparece; pero es más  con la labor de Barbara Ciardo, que se le otorga a Superman una luminosidad tan cálida y divina, que no hay lugar a dudas de que el Azuloso es un ser extraordinario.  Queda de manifiesto en el encuentro entre estos dos, la oposición de métodos y de personalidad entre los más grandes superhéroes de DC y que sin embargo se complementan entre sí, dejando de lado sus diferencias, hasta a llegar a convertirse en compañeros y en íntimos.   A todo esto, al contemplar el traje con el que aparece Superman, es posible darse cuenta que esta historia se haya fuera de la continuidad del actual Universo DC, ya que si bien fue hecha en el año de 2012, el Hombre del Mañana no usa el traje de los llamados Nuevos 52, que son los cómics de la actual cronología DC; de este modo en esta obra lleva el antiguo equipo de “los calzoncillos rojos sobre los pantalones” y no la armadura kryptoniana con la cual se le conoce hoy en día.

     Nöel es uno de los tantos nombres que se le da a Santa Claus, conocido en Chile como Viejito Pascuero.  Al llevar en su título dicha palabra esta novela gráfica, queda de manifiesto su naturaleza navideña, aún cuando ésta no deja de poseer un carácter mucho más adulto que la aleja de las historias más edulcoradas de este tipo.  Es claramente un relato navideño, aunque para adultos, si bien está clara su deuda con la novela de Charles Dickens, aunque su final posee la cuota de esperanza que se esperaría en una historia como ésta y exponiendo la noción de que todo el mundo merece ser feliz (más todavía tratándose de Batman).

La portada completa que hizo Lee Bermejo para este celebrado cómic.

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